Aquí estoy yo hablando en Status, Revista de Impro, el magazine más guay de improvisación en habla hispana. Contando principalmente qué es soundlooping, de dónde viene y cómo van las investigaciones al respecto. Mencionando amigos, compañeros, a mi socia en este viaje, Sauce, quien ha hecho una de las mayores aportaciones a este trabajo de improvisación dramática, dentro del mundo de la orquestación grupal de coros teatrales y musicales.
Gracias al director de Status Feña Ortalli por este espacio e interés.

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¿Qué es el soundlooping?
Es una técnica para orquestar improvisaciones músico-teatrales en grupo. Un lenguaje complejo pero intuitivo, muy preciso, en muchos aspectos superficial y centrado fundamentalmente en la forma. Inacabado. Muy potente. Busca delimitar cada elemento musical y teatral posible para poder reutilizarlo a placer y desde lugares poco comunes. Algo así como un intento más (fallido) de matematizar la música y el teatro con el objetivo (digamos logrado o logrando) de asimilar inconscientemente conceptos formales, y ejecutarlos en grupo dentro de lo más parecido a una improvisación libre. A priori suena paradógico, cuando uno identifica estas disciplinas artísticas con la emoción, pero en seguida te das cuenta de que es un mero trabajo teórico para simplemente entrenar la capacidad de crear de la forma menos racional posible. De la palabra a la música o viceversa, pasando siempre por el cuerpo.

A efectos de representación, uno ve a un grupo de actores-músicos actuando y mirando de reojo a un director de espaldas al público que va haciendo señas y de vez en cuando interactúa con el público de alguna forma.

¿Cómo fue tu formación musical?
Comencé tocando la guitarra a los once años, pasando por estudios de armonía musical, solfeo, canto y técnica vocal. A los 15 años centré mis estudios en el jazz y la improvisación, estudiando en Madrid, Brighton (UK) y Pécs (Hungría).

¿Cómo comenzaste a experimentar con el beatbox?
La primera vez que oí beatbox fue en un concierto en un bar pequeño de las North Lanes de Brighton, donde un chico tocaba en una esquina con un looper pasando bastante desapercibido, pese a la genialidad y musicalidad brutal que tenía. Al acabar el concierto charlé un rato con él y me contó que se iba a presentar a la UK Beatbox Championship. Se llamaba Beardyman. Más tarde me enteré de que ganó el campeonato y al año siguiente lo volvió a ganar. Ahora es un nombre imprescindible en el beatbox live looping mundial que se lo rifan en los mejores festivales. Aquel concierto en el bar The Moore, despertó mi interés por el beatbox, el live looping y las posibilidades sonoras de la música a capela.

¿En qué momento descubriste la impro?
Juanma de Jamming, amigo íntimo desde los 7 años, me contó que estaba haciendo unos cursos de una cosa genial que se llamaba impro, cuando vino a visitarme a Hungría en el 2001. Yo por entonces estudiaba jazz e improvisación en la Universidad de Pécs, entre otras cosas. A mi vuelta a España pude ver varios espectáculos de la compañía Impro Madrid, y vi nacer al grupo Jamming en su primer show en el pub Skulls de la capital, donde tuve el honor de ser el primer músico que improvisaba en escena durante sus improvisaciones, a lo largo de varios años. En seguida empecé a tomar cursos de impro e interpretación.

En 2013 pasaste 9 meses trabajando en Argentina ¿cómo fue esa experiencia latinoamericana?
Fue increíble. Me emociona pensar en ese tiempo en Argentina y Uruguay, aprendiendo, estudiando, trabajando, creando, jugando… Tuve la suerte de conocer a gente muy creativa, con mucha inquietud. Descubrí rincones, teatros, conocí a los genios Claudio Tolcachir y Román Podolsky, hicimos el primer grupo profesional Soundlooping Baires con gente que venía de backgrounds de La Bomba de Tiempo, la impro, el teatro, la música… Vi una función de la Impro Big Band, conocimos varias escuelas de actuación e improvisación, di clases de canto con Marisa Salas en su maravilloso Espacio Templum, toqué en la sala Niceto y varios lugares de Vicente López, La Plata, Montevideo, San Martín de los Andes, El Bolsón, Neuquén… Nos atacó una marabunta en la selva de Misiones, vi luciérnagas gigantes y me bañé en Iguazú. Y no había un solo día en que el frutero de Bartolomé Mitre y Riobamba no me quisiera cobrar pesos de más.

¿Qué diferencias encontraste entre los improvisadores latinoamericanos y los europeos?
En mi país como en Argentina hay grupos de impro geniales y otros menos geniales. Sin embargo, en general el compromiso y rigor escénico, y la inquietud artística, es mucho mayor en Latinoamérica. Ustedes tienen en general mucho más hambre creativo que en España, y son quizá más valientes. Aquí se copian los modelos y se investiga más sobre formatos de venta que de creación. Ustedes tienen mucha más cultura teatral y de interpretación. El frutero de Bartolomé Mitre tiene más formación actoral y va más al teatro que muchos actores de tv en España.

¿Qué diferencias hay entre el soundlooping y el soundpainting?
Ambos utilizan un código de señas para orquestar improvisaciones, con similitudes de fondo, pero también muchas diferencias en cuanto al sistema, la dinámica, el objetivo y tipo de improvisación. Hace unos años Omar Argentino me pasó un vídeo de soundpainting que me dejó loco, cuando hacía el curso Omar con Walter Thompson (creador del soundpainting). Había estudiado antes sobre conducción de coros, pero ese fue mi primer contacto con un sistema tan complejo, que me hizo investigar en profundidad sobre esa y otras técnicas. Entonces descubrí a Butch Morris, Sun Ra y Frank Zappa. Me atrevería a decir que este último fue quien sentó las bases para la orquestación de improvisaciones tal y como se entiende hoy en día. Todos ellos son anteriores a Walter Thompson. No podemos olvidar por supuesto el magnífico trabajo de Santiago Vázquez (fundador de la Bomba de Tiempo). La técnica soundlooping es una amalgama de estas técnicas, junto a conducción de coros, el juego de la impro y la improvisación teatral, recogiendo lo que le servía para sus necesidades creativas: improvisaciones músico-teatrales libres a capela y en grupo, donde la impro es una herramienta para la creación de improvisación dramática, y la música tiene una ejecución más libre y posibilidades menos cacófonas o de corte “free” como en soundpainting.

Soundlooping nació para ayudar a la gente sin formación musical a hacer música, por lo que el lenguaje es más cercano e intuitivo, cuenta a día de hoy con muchísimas menos señas, y cede más posibilidad de interpretación al ejecutante y maniobrabilidad al director. La sonoridad es más cercana a La Bomba de Tiempo (con mayor simplicidad rítmica y más complejidad armónica, claro) que al soundpainting. A día de hoy, estoy en contacto con Diego Ghymers, director de la gran London Soundpainting Orchestra (muy recomendable), con quien cambiamos impresiones, trabajos, ideas…

¿Cuál fue el principal aporte de la actriz, docente y dramaturga Sauce Ena?
Sauce fue un brote de luz e inspiración, en un momento de cojera creativa. Durante mi trabajo docente en España, he pasado por dos etapas: la primera fue la de utilizar la impro y los primeros atisbos de soundlooping, ayudando a músicos y estudiantes a improvisar; después descubrí que ese trabajo podía ayudar a que más gente pudiera sacar la música de una forma espontánea, utilizando las herramientas que nos brinda la interpretación y la impro. Siempre con un objetivo musical que lo dejaba incompleto.

Sauce se apuntó a un taller corto que hice en Montevideo y me hizo una propuesta que cambiaría definitivamente el rumbo de este trabajo. Empezó a dirigirme entrenamientos de improvisación dramática desde el cuerpo, las imágenes, el movimiento y la liberación de la asociación más allá de la necesidad de cerrar sentido. Algo totalmente nuevo para mí, acostumbrado a justificar cada movimiento en escena. Ella trabaja la improvisación de una forma para mí muy orgánica, de cuerpo a palabra, sin dejarte pensar. El resultado es más poético, valiente, a veces hasta surrealista. No se crean impros como estamos acostumbrados a ver, con principio, desenlace y final, sino que es más bien un viaje onírico crudo de Bukowski, Buñuel, Fassbinder, Aronofsky…

Este sería el principal aporte de Sauce, pero hay muchos otros más. Es una mujer inquieta que aporta mucho valor a cualquier proyecto artístico.

¿Qué faceta disfrutas más: la de performer o la de docente?
Ufff.. No sabría decir. Creo que disfruto más la de performer. Sin embargo, me encanta sentir la evolución de una persona antes y después de un entrenamiento. Es muy bonito ver que alguien se lleva algo de provecho, escucha más, se juzga menos, disfruta el error… Recuerdo bien a una señora, Coti, de San Martín de los Andes, diciendo en la presentación que estaba allí porque alguien le pagó el curso pero que no estaba interesada en música o teatro. Dos días después trajo a muchísimas amigas a la muestra e improvisó unas cosas increíbles que nos dejó a todos alucinados. Eso me hace muy feliz.

¿Qué proyectos tienes en carpeta?
Ahora estamos preparando el grupo Soundlooping Madrid, con un elenco maravilloso de voces, con ya digamos bastante entidad pero en un proceso aún de investigación y juego, y actuaciones en salas y teatros de la ciudad. Los entrenamientos son puros viajes. Desde el primero que hicimos (Soundlooping Baires) hasta el de ahora, ha habido una evolución brutal en la técnica. En diciembre 2014 haremos Soundlooping Lima, con improvisadores y cantantes en el país andino.

Por lo demás, seguimos haciendo cursos regulares en Madrid e intensivos en otras partes de España (Granada, Valladolid, Víznar, Soria, Marbella, Málaga, Albacete, etc) y Europa (París, Zúrich). En unos días empezamos también curso regular de soundlooping en la escuela para cantantes Laboratorio De La Voz, en Madrid.

A parte de esto, seguimos siempre investigando.

 

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